miércoles, 26 de noviembre de 2008

Renacimiento y Renacimientos...

¿Acaso no está claro? Justo en el momento adecuado, oculto por siglos, el torso vuelve a la vida. Resucitado y profanado su tumba del Campo de’ Fiori, y exorcitado bajo el dominio del gran Julio II, el torso del Belvedere renueva su fuerza a principios del siglo XVI. Es quizás una de las muestras más clarificadoras del sentimiento Renacentista ya que su influencia en escultura y pintura es aplastante. Una simple muestra os traigo con la comparativa del fresco del florentino para la Capilla Sixtina. Obsérvese a San Bartolomé y a Jesús y compárese con nuestro preciado torso. Torso atribuido a la creación de Apolonio de Tralles en el que la flexión corporal contiene todo un estudio anatómico de musculatura y tensión corporal. ¿Hubiésemos preferido que llegara completo hasta nuestros días? Dejo esta cuestión para su respuesta personal aunque yo me atrevería a decir que con lo poco-mucho que nos ha llegado consigue la satisfacción y sacia el alma del deleite artístico. Su simple contorno pudiera ser un logotipo bastante identificativo y personal. ¿Y si termino con el Laocoonte?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un poco cursi eso de “yo me atrevería a decir que con lo poco-mucho que nos ha llegado consigue la satisfacción y sacia el alma del deleite artístico”. Eres un diletante...

Un anónimo aficionado ¡¡¡ ANDA, PÚBLÍCALO SI TIENES... !!!