miércoles, 11 de marzo de 2009

Sobre Larios


Un buen amigo dice que a "Europa se entra por Calle Larios". La remodelación de esta calle malagueña ha conllevado consigo un cambio en la mentalidad y uso del concepto de via vertebradora del centro urbano. Los materiales usados han sido los más nobles posibles y derivó en elevarse el precio del metro cuadrado a cifras desorbitadas, incluso algún periódico señaló que estaba entre las calles más caras de Europa.En los últimos meses hemos visto como varias exposiciones han tomado esta calle. Aqui es donde quiero que razonemos todos, sin llegar a ninguna conclusión pero hablando en voz alta. ¿Estamos acercando el Arte a nuestro ir y venir cotidiano? Podemos ver diversas interpretaciones de lo que está ocurriendo en Larios.



Estudiemos pues, por ejemplo, "el público": ¿a quién está dirigida esta exposición? No se caracteriza esta zona precisamente por ser una calle donde habitan muchas familias sino principalmente enfocada a comercios, oficinas y eso si, un pasillo aglutinador de los grandes eventos de nuestra ciudad. Para que algo tenga importancia tiene que pasar por Larios. Fundamentalmente el público no es experto en arte, por tanto esa muestra es una llamada e integración de la escultura en este caso en la vida cotidiana. El rango de edad y profesional viene marcado por la franja horaria, no es el mismo público un miércoles a las 10'00 de la mañana que un sábado a las 4 de la madrugada, aunque sinceramente el de las 4 ya no sabe lo que ve. Una exposición temporal abierta 24 horas por lo cual genera que el público sea numeroso. No hay que ir al museo sino el museo viene a nosotros. La instalación es sencilla, eso si necesita de un mínimo requisito de etiquetado e iluminación aunque atendiendo a esto último sea un poco deficiente. La iluminación se limita a luz natural durante las horas solares y luz artificial durante la carencia solar. Los puntos de luz están situados en las farolas por lo cual las limitaciones de una correcta iluminación son complicadas. Es una iluminación estandar que hemos tenido ya en muestras anteriores que una vez más provoca brillos y se pierde volumen en algunas piezas. Esta es una de las partes más complicadas y carentes de esta serie de muestra.

La seguridad de la exposición se limita a la buena voluntad del público. Durante el día, la "sala" tiene la seguridad cotidiana del personal de la Policía Local combinado con el sistema de cámaras, aunque en este caso nos encontramos con una actitud distinta, "se ruega tocar". Esto hace despertar un sentido poco explotado en las muestras, el sentido del tacto. ¿Os imaginais poder tocar a la Proserpina Borghese? Claro está el problema de conservación que tendríamos a la semana de dar libertad para ello y quizás nos sintieramos fustrados al comprobar que es mármol y no la diva de nuestra vida que creemos totalmente encarnada.

Esta exposición temporal está organizada como si estuviera en un noble edificio. Las piezas guardan una organización gerárquica al igual que se pudieran haber dispuesto en un museo. En la entrada sur de Larios, una pieza de tamaño llamativo es la carta de presentación de la monográfica y el resto está dispuesto en dos ejes que suben la calle dejando el suficiente espacio para la circulación y contemplación de las grandes piezas.

Podrían ser muchos más los puntos para analizar pero quizás si sigo engordando el post llegará un momento que dejaréis de leerlo... Quedan las demás reflexiones para la cafetería.

1 comentario:

Isidoro Coloma dijo...

Ya te echaba en falta. Mis circunstancias no me han permitido ver aún la decoración de calle Larios y aún tardaré, pero en cuanto pueda hablaremos con detalle de los museos aparentes.
Me alegro ver tus opiniones en mi alrededor.
Isidoro